2016-11-26 22:50:03
La robótica ha dado pasos agigantados y ahora es posible tener sentido del tacto a través de un brazo robótico, si bien, antes era posible poder hacer responder a un brazo artificial con impulsos enviados por el cerebro, tenía sus limitaciones como depender totalmente del sentido de la vista para poder hacer uso de éste brazo.
Este gran avance le permitió a Nathan Copeland poder recuperar parcialmente su sentido del tacto, Nathan había sufrido un accidente 12 años atrás que le ocasionó la pérdida de este sentido, además de quedar tetrapléjico ocasionado por una lesión en la médula espinal, sin embargo, el problema no se encontraba en su cerebro, sino en los nervios.
Entre microelectrodos y un brazo robótico
A Nathan se le implantaron en la Universidad de Pittsburg, por investigadores de dicha universidad, unos microelectrodos en corteza del cerebro somatosensorial que es el área del cerebro que se encarga de percibir los sentidos, con la ayuda del brazo robótico, pudo comenzar a experimentar de nuevo el sentido del tacto.
Este brazo robótico dispone de unos sensores de presión que se ubican en los dedos, estos sensores mandan las señales al cerebro en forma directa. Nathan tiene ahora la posibilidad de distinguir de cuál de los dedos son provenientes las sensaciones que percibe, además, a través de éste brazo, puede sentir si una superficie es dura o es suave.
Este novedoso proceso consistió en una técnica llamada magnetoencefalografía a través de la cual se puede percibir cuales son las áreas del cerebro que son activadas mientras se ven videos de manos que están tocando objetos, se dice que esas mismas zonas del cerebro son las que se activan cuando realizamos esa acción con nuestras propias manos.
De esta manera el equipo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh pudo determinar el lugar exacto donde colocar los microelectrodos que emitieran esos pequeños impulsos eléctricos de manera que Nathan pudiera percibir, aunque fuese de manera parcial, los objetos con el sentido del tacto.
Según los registros que han hecho los investigadores, Nathan ha tenido estos implantes por un espacio de alrededor de 17 meses, y muestra un estado estable, dando como conclusión que estos impulsos no causan algún daño en el cerebro.
Con limitaciones pero con un futuro prometedor
No obstante, este gran avance aún tiene ciertas limitaciones, por ejemplo, Nathan aún no puede percibir sensaciones como el dolor, realizar movimientos, o detectar la temperatura de un objeto. Los investigadores consideran que es poco probable que sea posible tener las funciones completas a través de un brazo robótico.
De cualquier manera, nadie puede negar, que esto ha sido un gran paso en el ámbito de la robótica, y que podrá ayudar a miles de personas que se encuentran en situaciones como las de Nathan, y quien sabe, tal vez en un futuro próximo podamos contar con dispositivos como el brazo robótico que permitan tener todas las funciones cambiando radicalmente la calidad de vida de una persona que ha sufrido un accidente.